Sebastián Lobo
Instagram: @sebastianl0bo
Había una vez un hermoso príncipe que creía en la magia.
Siempre estaba soñando con cosas que deseaba que se hicieran realidad.
Un día, mientras paseaba por el bosque, a lo lejos escuchó una voz.
El príncipe curioso decidió averiguar de dónde provenía tal murmullo.
Llegó a un lago y al asomarse escuchó nuevamente aquella voz.
Al buscar y observar de dónde provenía, se dio cuenta de que provenía de un sapo.
El sapo, al ver al príncipe, dio un enorme brinco y se acercó rápidamente brincando hacia él.
El príncipe con mucho miedo dijo:
—¡Iugh! ¡No, no! !No te me acerques sapo feo!
—Espere por favor bello príncipe —dijo el sapo.
—No le haré nada malo, solo soy un sapo inofensivo.
—¡Puedes hablar! — pensó el príncipe asombrado—. ¿Qué desea mi señor sapo?
—Le pido me disculpe por el atrevimiento, pero… si usted fuera tan amable de darme un beso, yo volvería a ser humano.
El príncipe confuso se echó para atrás y dijo:
—¿Yo? ¿Besar un sapo? ¡No! ¡No puedo hacer eso!
—¿Por qué dice eso, joven príncipe? Yo en verdad soy un brujo —exclamó el sapo.
—No lo creo —respondió el príncipe.
—¿Cómo un sapo como usted podría ser un brujo? —respondió el príncipe intrigado.
—La verdad es que fui embrujado cruelmente y convertido en un sapo. Debe creerme…
¿O acaso usted no cree en la magia? —dijo el sapo.
—¡Si creo en la magia! —exclamó el príncipe
—Entonces, por favor béseme —dijo el sapo con humildad y desesperación.
Fiel a su creencia, el príncipe decidió besar al sapo y, a los pocos segundos, algo increíble sucedió: el sapo se convirtió en humano, tal como él lo había dicho.
Cuando el príncipe y el brujo encantado se vieron por primera vez en su verdadera forma, sintieron amor a primera vista.
Al poco tiempo formaron una relación y el brujo le enseñó magia al príncipe, ambos se querían y amaban mucho y terminaron con un “vivieron felices para siempre”.
“A veces, uno busca su príncipe azul, cuando lo que necesitas es un Brujo que te haga sentir esa magia”.
Ilustración: Angel Vázquez