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El papel de la Santa Sede en el conflicto Israel-Palestina (Parte 1)

Alexa Cortez Hernández

Introducción

El conflicto entre Israel y Palestina es una confrontación armada que se ha dado por el control del territorio palestino. Desde que Palestina fue declarado como protectorado británico tras la Primera Guerra Mundial, la Organización Sionista buscó asegurar el establecimiento de un hogar nacional judío en dicho territorio. Ya para el final de la Segunda Guerra Mundial, las reclamaciones de ambas partes por la tierra evolucionaron en una resistencia de los árabes palestinos y una escalada en el uso de la violencia por parte de la comunidad judía (Naciones Unidas, s/f).

Para el año de 1948, la ONU propuso poner fin al Mandato británico y dividir el territorio en dos Estados independientes, el árabe palestino y el judío, dejando a Jerusalén bajo un régimen internacional. No obstante, la parte judía declaró su “independencia” bajo el nombre de Israel mientras que el Estado palestino nunca fue reconocido.

A partir de este evento, se han producido enfrentamientos sumamente violentos que han llevado al choque entre varios países de la región con la participación de algunos países occidentales. Así, un pueblo que por años sufrió de crímenes atroces, hoy es responsable de diversas acusaciones de crímenes de guerra en contra del pueblo palestino (Gálvez, 2024). A pesar de que este conflicto se ha considerado como uno entre países musulmanes y un país judío, el Vaticano, gracias a su influencia mundial como líder espiritual de la mayor parte de la población mundial, se ha logrado posicionar como un baluarte político global con una voz importante en la confrontación.

El objetivo del presente escrito es analizar la mediación del Vaticano y la Santa Sede en el conflicto entre Israel y Palestina aplicando enfoques sobre la relación entre religión y conflicto y la secularización, considerando la importancia espiritual de Jerusalén para las religiones abrahámicas y la voluntad vaticana de recuperar la confianza en la población en todo el mundo.

Jerusalén: Centro de Fe e Historia Vaticana

Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo y es considerada como una ciudad santa para el cristianismo, el judaísmo y el islam por la presencia de la Iglesia del Santo Sepulcro, el Muro de los Lamentos y la Explanada de las Mezquitas. A pesar de que estas religiones se han dividido y confrontado en dicha zona, siempre han respetado su carácter de sagrado y a lo largo de los años habían logrado construir un ambiente pacífico en dicha zona (Redacción, 2025). Para el año 313, luego de la proclamación del Edicto de Milán, el cristianismo se volvió religión de Estado en Roma, lo que llevó a que Constantino comenzara la construcción del Santo Sepulcro en el centro de Jerusalen, una ciudad que había pasado a ser una ciudad bizantina cristiana(Margalit, 1993). Sin embargo, en el año 638 el islam llegó a la región y se edificó la cúpula de la Peña en la colina del Templo.

Si se hace un recorrido histórico, es posible ver que Jerusalén ha experimentado muchos cambios de poder y de religión a lo largo de los años y no se ha podido establecer una propiedad exclusiva de ninguna religión ni comunidad, ya que en estas batallas, cada nación funda sus reivindicaciones sobre una secuencia particular de eventos que también guían su comportamiento presente.

El papel que juega la religión en este caso es vital para comprender este último punto, ya que la interacción dialéctica entre la actividad religiosa y la ideación religiosa pueden influir en las acciones de la vida diaria y transformarlas radicalmente; es decir, que la religión sirve para mantener la realidad de un mundo socialmente construido dentro del cual viven las personas su existencia cotidiana (Berger, 1969).

Esto quiere decir que la llamada Tierra Santa no es solo un territorio físico sino un espacio simbólico (sagrado) en donde las narrativas religiosas construyen y sostienen los conflictos que se han gestado en el área al mismo tiempo que modelan las dinámicas sociales de todas las comunidades que ahí habitan.

Actualmente Jerusalén se encuentra dividido en cuatro barrios: el cristiano, el musulmán, el judío y el armenio. Cada barrio representa a su propia población, asimismo, se considera que los cristianos tienen dos barrios, ya que los armenios también profesan esta religión; este barrio, siendo el más pequeño de todos, es uno de los centros armenios más antiguos del mundo (Redacción, 2025).

Dentro del Barrio Cristiano, justo en uno de los sitios más relevantes en la historia de Jesús, se encuentra la Iglesia del Santo Sepulcro, un lugar en el que, según de la mayoría de las tradiciones cristianas, el Mesías fue crucificado; además, su tumba se ubicaba dentro de la sepultura, es decir, que su resurrección también se dio en ese sitio. Este barrio se encuentra administrado por diversas denominaciones cristianas: el Patriarcado Greco Ortodoxo, los frailes franciscanos de la Iglesia Católica, el Patriarcado Armenio, la Iglesia etíope, la Iglesia copta y la Iglesia siria (ibid.).

En ese sentido, se puede afirmar que la importancia de Jerusalén para la Santa Sede va más allá de lo meramente histórico y religioso, sino que desde la creación del Estado de Israel en 1948 se trata de un compromiso espiritual y diplomático que busca preservar el carácter universal y sagrado de la Tierra Santa.

Siendo esta ciudad el lugar donde se materializan los misterios fundamentales de la pasión, muerte y resurrección de Cristo es lógico que El Vaticano, entendido como el Estado que alberga a la máxima institución de la Iglesia Católica –la Santa Sede– (Gómez, 2024), busque preservar cierta presencia en esta zona de influencia que alimenta la fe de millones de creyentes.

Y es que El Vaticano, como cualquier Estado organizado con una orientación, marche conforme a alguna doctrina geopolítica que, al igual que en el caso soviético, se dirige hacia el campo ideológico para ejercer una influencia trascendente (Pinochet, 1974). Se podría argumentar que utilizan la religión como una fuerza política (Soto, 2015) para satisfacer sus intereses vitales.

Fundamentalismo Cristiano: su Influencia en la Política de la Tierra Santa

El término “fundamentalismo” es en esencia cristiano, específicamente protestante, pues surge a finales del s. XIX en Estados Unidos como una rama conservadora de la religión en respuesta a los procesos de modernización que, según ellos, amenazaban a la religión al convertirla en creencias individuales (Shahab y Bashirov, 2020). En general, se podría resumir como una noción ideológica de regresar a las bases originales de una creencia religiosa o ideológica.

A pesar de que el fundamentalismo cristiano se considera como hostil hacia la religión judía, se piensa que en la actualidad el fundamentalismo judío ha encontrado un apoyo bastante importante en ciertos grupos cristianos que comparten algunos principios como: la creencia en la “santidad del moderno Estado de Israel, el apoyo al expansionismo sionista hacia la creación del gran Israel, el apoyo a la soberanía exclusiva judía sobre Jerusalén, el deseo y apoyo de construir un templo en la actual sede del islam y la hostilidad hacia todo lo musulmán (Chenoll, 2012).

Es importante tomar en cuenta que el fundamentalismo cristiano se ha basado en trabajar codo a codo con el sistema político, afectando en gran manera las decisiones de partidos y la construcción del sistema político (Shahab y Bashirov, 2020), el caso más emblemático sin duda es el caso del lobby judío estadounidense.

Esto afecta no solo de manera nacional, sino que también ha creado cierta presión en las decisiones tomadas por la Santa Sede en cuanto a la legitimidad del gobierno de Israel sobre la Tierra Santa, ya que se ha visto que la presión política ha funcionado para limpiar la imagen del país judío en el extranjero.

La Santa Sede y el sionismo

El primer registro que existe sobre la postura del Vaticano acerca de la creación de un Estado judío en Tierra Santa se remonta al año de 1897 cuando en el marco del Primer Congreso Sionista, la revista Civilità Catollica anunció que la Iglesia Católica no podía permitirse la creación de un Estado judío en Tierra Santa, postura que el papa Pío X confirmó posteriormente en una reunión con el fundador del movimiento sionista Theodor Herzl cuando decraró que no podía apoyar sus aspiraciones por no haber aceptado a Jesucristo como el Mesías, declaración que el papa Pío XII también apoyó cuando se dio la Declaración de Balfour (Krell, 2021).

En este caso, la religión tomó un papel central en la definición de la postura del Vaticano en el conflicto, anteponiendo la visión de una “verdad absoluta” que debería prevalecer en el territorio de la Tierra Santa; es decir, se justificó su posicionamiento en el nombre de algo sagrado.

Se entiende a este pensamiento desde una visión absolutista de la religión, en la que ambos pontífices veían al catolicismo como una realidad “única” o “real” (Cavanaugh, 2009) en la que el judaísmo no tendría cabida. Además, se remarcó la división entre judíos y católicos, separando a ambos grupos y distinguiéndose entre sí como “el nosotros y el ellos”.

Las tensiones se intensificaron durante la Segunda Guerra Mundial. Se tiene conocimiento de que, en el año 1942, el Papa Pío XII recibió una carta del jesuita Robert Lieber en la que se le informaba sobre lo que ocurría en tres campos de concentración donde estaban siendo enviados judíos y opositores (Alonso, 2021).

Aun así, todavía para el año de 1943, existía una negativa bastante fuerte por parte del Vaticano de promover la emigración judía a Palestina, territorio que seguía siendo protectorado británico; el propio Secretario de Estado Luigi Maglione señaló que los católicos veían a Palestina como una tierra santa, apelando al mito de que Jerusalén fue el lugar de nacimiento del cristianismo, y que si esto se llegaba a ver perturbado por la religión judía, la piedad católica se vería ofendida y los católicos estarían angustiados respecto de si se podrían continuar disfrutando pacíficamente sus derechos históricos sobre los lugares santos (Portales, 2024).

Este rechazo tan tácito hacia la creación de un “hogar nacional” judío en Palestina por parte de las autoridades vaticanas se puede interpretar desde una perspectiva de la religión como divisiva, ya que se crearon identidades fuertes exclusivas de otras enfocándolas en una preocupación mayor (Cavanaugh, 2009): la jurisdicción de Jerusalén y la influencia religiosa predominante en la región.

Hasta aquí se puede ver que se hacía uso de un discurso de estar en una “guerra cósmica” en la que existía un gran mal que los estaba atacando y justificaban su inacción ante el genocidio, más allá de lo religioso y simbólico, con un argumento moral y más secular, en el que la principal preocupación eran los fieles que se encontraban tanto dentro como fuera del territorio. Sin embargo, es sabido que por lo menos en Estados Unidos, Maglione solicitó al delegado en Washington de alertar a los obispos en dicho país sobre cualquier cambio en la opinión pública respecto a Palestina que pudiera perjudicar a los intereses católicos (Portales, 2024).

La Segunda Guerra Mundial creó un cambio de paradigma, ya que posterior a esta confrontación, el papa Pío Pío XII, preocupado por los crecientes enfrentamientos en Tierra Santa, apoyó la Resolución 181 de la ONU sobre la partición de Palestina en dos Estados, de esta manera, se consideraba que se le daría un “carácter internacional” a Jerusalén (Krell, 2021).

Ya para estas instancias es posible observar que el Vaticano se adentró en la llamada “Revolución Copernicana” en la cual se entiende que la religión propia no ocupa un lugar central, sino que existen varias que orbitan alrededor de la Última (Cavanaugh, 2009). Debido a las propias circunstancias tan convulsas del periodo de postguerra y el inicio de la Guerra Fría, el Vaticano logró comprender que se estaba insertando en un nuevo orden internacional y que debía actuar acorde, por lo que el visto bueno hacia la creación de un Estado judío en Tierra Santa se comenzó a materializar.

Pero el cambio en la opinión de la Santa Sede sobre la creación del Estado de Israel no cambió de un momento a otro, simplemente se adaptó. El papa Pío XII, aún un tanto renuente de la decisión tomada por la ONU, declaró que el Israel moderno no es el auténtico heredero de Israel bíblico sino un Estado secular, por lo que la Tierra Santa y los lugares sagrados le pertenecían al auténtico Israel, es decir, a la cristiandad (Portales, 2023).

Es posible observar que, desde este momento, la política exterior vaticana relativa al conflicto tuvo que secularizarse, en otras palabras, la postura y las acciones pasaron del uso y sustento religioso al civil, dejando de pesar como una institución religiosa y empezar a hacerlo como un Estado.

Con el rápido avance israelí, la Santa Sede comenzó a preocuparse por perder sus zonas de influencia, es entonces que en el año de 1965 se proclama la declaración de Nostra Aetate en el marco del Concilio Vaticano II, donde se habló de la relación de la Iglesia Católica con las regiones no cristianas, llamando a un diálogo interreligioso y respeto a la libertad religiosa (Papa Pablo VI, 1965).

Es hasta que llega el Papa Juan Pablo II que comienza una relación mucho más fraternal con Israel. Desde el 29 de julio de 1992 se estableció una Comisión Permanente Bilateral del Trabajo entre la Santa Sede e Israel para definir y estudiar cuestiones de intereses comunes y normalizar sus relaciones y para el 13 de diciembre de 1993 se firma un acuerdo por el Monseñor Claudio Celli, secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, y Yossi Beilin, Viceministro de Relaciones Exteriores de Israel (Gobierno del Estado de Israel/Santa Sede, 1993). El preámbulo de dicho tratado establece que el acuerdo se hace consciente del carácter singular y del significado universal de Tierra Santa y de la naturaleza única de la relación entre la Iglesia católica y el pueblo judío, y del proceso histórico de reconciliación y crecimiento de la comprensión mutua y la amistad entre católicos y judíos, por ello, se acordó establecer una Comisión Permanente de Trabajo Bilateral para estudiar conjuntamente las cuestiones de interés común y con vistas a normalizar sus relaciones. Entre los artículos más importantes se encuentran:

  • Art. 1º: libertad religiosa sustentada en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
  • Art. 3º: Reconocimiento de la libertad del ejercicio de sus respectivos derechos y facultades. Destaca el punto 2, el cual establece que “el Estado de Israel reconoce el derecho de la Iglesia Católica a ejercer sus funciones religiosas, morales, educativas y caritativas, a tener sus propias instituciones y a formar, nombrar y desplegar su propio personal en dichas instituciones o para dichas funciones con esos fines. La Iglesia reconoce el derecho del Estado a ejercer sus funciones, como la promoción y protección del bienestar y la seguridad del pueblo”.
  • Art. 4º: El Estado de Israel afirma su compromiso continuo de mantener y respetar el “status quo” en los lugares santos cristianos.
  • Art. 8º: reconocimiento de la libertad de expresión de la Iglesia Católica por parte de Israel.
  • Art. 11º: Compromiso de promover la resolución pacífica de conflictos entre Estados y Naciones.

Posteriormente en 1997, se firmó en Jerusalén un acuerdo en el que se define el estatus de la Iglesia Católica en Israel y su jerarquía de acuerdo con las leyes israelíes, es un reconocimiento de iure de la Iglesia Católica por parte de un gobierno en Tierra Santa (Gov.il, s/f). Si se analiza, es posible notar que este último acuerdo, aunque aún sustentado en la diversidad religiosa en la región, ahora iba más enfocado hacia las relaciones de Israel y El Vaticano como Estados y no como centros religiosos, algo que podría entenderse como un proceso de secularización de la mediación del conflicto.

Es por eso que es importante comprender que el secularismo político no es simplemente el principio de la neutralidad del Estado o su separación con la Iglesia, sino que implica el reordenamiento y la reconstrucción de la vida religiosa y las relaciones interconfesionales de acuerdo con normas específicas en sí mismas ajenas y a la vida de las religiones y de los pueblos que organiza. Esto incluso se podría analizar también desde la modernidad, entendiendo que la secularización no significa la desaparición de la religión, sino la diferenciación y la reducción de la esfera institucional religiosa (Benavides, 1998).

Referencias:

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Alonso, Juan Francisco (2025) “Pío XII | ¿El “Papa de Hitler” o “salvador de los judíos”?: quién era el pontífice y por qué su papel en la Segunda Guerra Mundial sigue generando controversia”. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/articles/cjk2k14evv3o.

Benavides, Gustavo. (1998) “Modernity” en M.C. Taylor [Ed.], Critical terms for religious studies, pp. 430. University of Chicago Press.

Berger, Peter. (1969) “Religión y mantenimiento del mundo” en El dosel sagrado: elementos para una sociología de la religión, pp. 227. Amorrortu.

Brooks, Dario. (2022) “Muere Benedicto XVI, el “rottweiler de Dios” que sacudió la historia de la Iglesia al renunciar como Papa” BBC News Mundo,. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64108659.

Cavanaugh, William. (2009) “The Anatomy of the Myth” en The Myth of Religious Violence: Secular Ideology and the Roots of Modern Conflict,pp. 285 Oxford University Press.  

Chenoll Alfaro, Rafael. (2012) Jerusalén en la escatología cristiana y musulmana [en línea], Universidad de Málaga. https://riuma.uma.es/xmlui/bitstream/handle/10630/6355/JerusalenEnLaEscatologiaCristian aYMusulmana.pdf?sequence=1&isAllowed=y.

Gálvez, Alejandro. (2022) “8 claves para entender el conflicto palestino-israelí”. Amnistía Internacional España – Derechos humanoshttps://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/ocho-claves-para-entender-el-conflicto-palestino-israeli/.

Gobierno del Estado de Israel/Santa Sede (1993) “Acuerdo Fundamental entre la Santa Sede y el Estado de Israel” https://www.iri.edu.ar/publicaciones_iri/anuario/A95/A2ORDOC6.html

Gómez, David. (2025) “¿Cuál es la diferencia entre el Vaticano y la Santa Sede? – El Orden Mundial – EOM”. El Orden Mundial – EOM, https://elordenmundial.com/vaticano-santa-sede-diferencia/.

Gov.il (s/f), Israel entre las naciones: la Santa Sede. Gov.il https://embassies.gov.il/MFA/Spanish/Pages/ISRAEL%20ENTRE%20LAS%20NACIONES-%20La%20Santa%20Sede.aspx

Hernández Velasco, Irene. (2025) “Los secretos del cónclave en el que Francisco fue elegido Papa y que generó “un terremoto en la Iglesia católica”. BBC News Mundohttps://www.bbc.com/mundo/noticias-48092717.

Krell, Yehuda. (2021) “La historia de las relaciones diplomáticas entre Israel y el Vaticano”. AIPi – Asociación Israelita para el interior. https://futuro.aiponline.com.ar/2021/06/14/la-historia-de-las-relaciones-diplomaticas-entre-israel-y-el-vaticano/.

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