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Creadoras de la Liberación: El Camino de las Mujeres en la Teología (Parte 1)

Flores Rosas Pamela Janet

La Teología de la Liberación (en adelante TdL) que nace en América Latina en la década de 1960 es un parteaguas en la manera en cómo se estudia, se entiende y se practica la religión cristiana, sobre todo en las vertientes católicas y protestantes. Este movimiento surge en el contexto de la Guerra Fría, marcado por la creciente tensión entre bloques ideológicos, así como por la aparición de movimientos sociales y políticos a nivel nacional e internacional. Tales posiciones, impulsadas por la lucha contra la pobreza campesina y obrera, criticaban las injusticias de los gobiernos en turno y resistían activamente al imperialismo estadounidense. Tales combates se evidenciaban tanto en el ámbito intelectual (por ejemplo, la Teoría de la dependencia) como en la lucha guerrillera.

La TdL es una reflexión sistemática sobre la fe cristiana y sus implicaciones, busca la interpretación de la fe a través de la experiencia de los pobres; es decir, leer la Biblia y las Doctrinas desde los ojos de los pobres, lo que implica una resignificación de la Cristiandad. También, es una crítica de la sociedad, las ideologías que la sustentan y de la actividad de la Iglesia –como institución– desde sus acciones hacia los pobres (Berryman, 2003).

El objetivo central de este trabajo es el de hacer una investigación descriptiva y de compilación de los aspectos más importantes que conforman la Teología Feminista Latinoamericana[1] (en adelante TFL), además de investigar sobre cómo ha sido la postura de la Iglesia tradicional después del Concilio Vaticano II (CVII) y, finalmente, el futuro de la TFL.

Dentro del método “Ver-Juzgar-Actuar” que la TdL retoma de la Acción Católica Obrera de la década de 1930 –validado en su momento por el CVII y en los documentos de las Conferencias Generales del Episcopado de América Latina en Medellín y Puebla– la TFL comparte la liberación de los grupos oprimidos. No obstante, se Juzga que en la misma TdL no se desafían las estructuras patriarcales que oprimen a un sector importante e incluso mayoritario de la iglesia, las mujeres.

Es importante añadir a la discusión los enfoques de las teologías contextuales de la liberación, pues parten de contextos específicos de opresión, marginalización o lucha que desarrollan reflexiones a partir de esas realidades y aceptan que ni la historia ni el contexto es neutro por lo que hay que defender una determinada causa desde la interpretación teológica y la praxis política (Costadoat, 2005).

La TFL se encuentra perfectamente en la construcción de una teología contextual porque implica reconocer la historicidad de los problemas de las mujeres causados por un sistema patriarcal, en donde muchas veces la religión y sus mandatos han sido primordiales para la justificación y el sustento de prácticas violentas que relegan sus vidas a lo privado y que en consecuencia, atentan contra la dignidad de las mujeres.

Entonces, como una primera definición de la TFL, Pilar Aquino y Elsa Támez (1998), dos teólogas feministas mexicanas explican en un primer momento que:

…la teología feminista latinoamericana se autocomprende como una reflexión crítica sobre la vivencia que las mujeres tenemos de Dios dentro de nuestras prácticas que buscan transformar las causas que producen empobrecimiento y violencia contra las mujeres como grupo social, con el fin de avanzar hacia nuevas relaciones sociales basadas en la justicia y la integridad de vida para las mujeres y para todo organismo de la tierra (p, 16).

Desde esta perspectiva, la TFL no sólo cuestiona las estructuras patriarcales que han permeado en las instituciones sociales y religiosas, sino que también propone una reinterpretación liberadora desde el método Actuar de la TdL. El énfasis en las experiencias de las mujeres es una fuente de conocimiento y espiritualidad, visibilizando sus luchas y resistencias; en este sentido, la TFL se construye como una herramienta transformadora que denuncia las injusticias y articula caminos hacia una vida digna que fomenta una relación integradora de fe, género y justicia que incluso toma en cuenta todas las formas de vida[2].

Al analizar desde la categoría de género, este nuevo movimiento contiene principios rectores hechos a partir de la experiencia concreta de las mujeres, especialmente las de los sectores populares y que al mismo tiempo dialogan con Dios desde el lado opuesto al poder y la dominación:

  1. La vida cotidiana: La experiencia de la fe como proyecto comunitario alternativo al orden presente, es decir, romper con las características opresivas que se viven en la cotidianidad, tanto en el ámbito público como en el privado, a través del análisis de las mujeres en sus contextos. El objetivo es transformar lo cotidiano con la liberación y la justicia.
  2. La experiencia de las mujeres: Se busca abarcar los factores históricos, físico-corporales y geográficos que componen lo simbólico y lo político de la experiencia de las mujeres. La TFL pretende que, al hablar de Dios, no se construya un imaginario y un lenguaje que presente a un ser patriarcal varón, si no a un ser de una fuerza creadora de bienestar y bondad que invita a cambiar las relaciones de violencia y dominación que existe en la vida de las mujeres.

Igualmente, las mujeres se examinan a sí mismas como actoras y objeto de la acción y elaboración teórica del propio cuerpo.

  • Hermenéutica feminista: Interpretar los textos bíblicos, las tradiciones religiosas u otras teologías desde el contexto de un mundo de preocupaciones y victorias de las mujeres oprimidas y empobrecidas, eje principal también de la experiencia de las mujeres.
  • La lógica de la vida en su integridad: Proponer y construir nuevas relaciones sociales basadas en principios ético-teológicos de la integridad de vida de cada persona, el desarrollo integral, la justicia, la paz y el equilibrio ecológico.
  • La subjetividad: Al tomar en cuenta la autocomprensión de las mujeres latinoamericanas y el significado de hacer teología, se da importancia a la reapropiación del valor y poder de las mujeres al hacer una reflexión propia sobre la experiencia de la fe.
  • La memoria histórica: Este recurso es importante para construir una teología que conecta con el pasado, con la identidad y con el propio sentido de vida. Se busca reconstruir la tradición emancipatoria de las mujeres, que fue ocultada, para conectarse de nuevo con las experiencias actuales y así reformular el saber y dar voz a las mujeres como actoras sociales.
  • La praxis del cariño: Es el punto de partida del quehacer de la TFL, ya que se opone a la actual deshumanización y que, sobre todo, busca fabricar nuevas formas de relacionarse entre hombres y mujeres, entre diversos grupos humanos y con otros seres del planeta. La TFL quiere crear nuevos modelos de conocimientos y prácticas de la relación cotidiana con Dios y entre todos los seres.
  • Ecumenismo alternativo: La iglesia, al seguir perpetuando jerarquías en las divisiones sociales, de género, religiosas, etcétera, afecta a la lógica del “Pueblo de Dios”. Así, el ecumenismo feminista no es un logro final, sino un proceso urgente que debe fortalecerse para combatir las estructuras de poder que perpetúan la discriminación y la exclusión. (Aquino y Támez, 1998: 57) [3].

Es prudente ahora preguntarse, dónde queda la Doctrina tradicional o cómo responde la Iglesia ante las críticas ya no sólo de la TdL si no de las múltiples teologías que reinterpretan El mensaje sagrado, que hecho para no ser cuestionado pues es poseedor de la Verdad. Las diferentes respuestas suelen apegarse a una respuesta teológica, pero también corresponden al momento político en el que se está inmerso.

Para empezar, la respuesta hacia la TdL se llevó a cabo a través de dos textos presididos por el cardenal Ratzinger que intentaron estudiar dicha teología: la Instrucción Libertatis Nuntius (Instrucciones sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación) en 1984 y la Libertatis Conscientia (Instrucción sobre Libertad Cristiana y Liberación) en 1986. Ambos expresaron serias reservas de la Santa Sede hacia la TdL, en primer lugar, por “utilizar herramientas marxistas” y en segundo, por una “falsa correlación” entre la evangelización y la promoción de la justicia. De manera general, si bien la Iglesia se preocupa por los pobres, las formas que aporta y apoya la TdL no son las correctas, pues caen en violencias e ideologías (Somiedo, 2014).

La respuesta de la Iglesia bajo el pontificado del Papa Francisco no desestima algunos de los aportes de la TdL. Un ejemplo notable es la encíclica Laudato Sí, dedicada al cuidado de la casa común, donde se retoma el método Ver-Juzgar-Actuar para criticar los patrones de consumo y el modo de producción capitalista que atentan contra la creación de Dios. En este marco, el Papa desarrolla los llamados Diez Mandamientos Verdes, integrando una perspectiva ética y ecológica inspirada en este enfoque metodológico.

Además, la consulta realizada a Leonardo Boff, destacado teólogo de la liberación y ecologista para la elaboración de algunos planteamientos de la encíclica, evidencia que la TdL no está necesariamente en contradicción con la postura actual de la Iglesia. Este diálogo sugiere una apertura hacia la incorporación de perspectivas críticas y contextuales dentro del magisterio eclesial. 

Referente a la TFL, el Papa Francisco se ha mostrado abierto al diálogo, aunque mantiene sus reservas, principalmente porque critica la ideologización[4] de la TdL y, consecuentemente, tampoco reconoce el aporte de las corrientes feministas dentro de la teología. En cambio, ha optado por construir una propia visión del papel de las mujeres en la Iglesia, desde reivindicar el papel de la Virgen María como el más importante apóstol de Jesús hasta feminizar a la Iglesia: “la Madre Iglesia”[5].

Referencias:

Aquino, M.  y Támez, E. (1998). Teología Feminista Latinoamericana. Pluriminor. http://elsolardelasartes.com.ar/pdf/644.pdf

Berryman, P. (2003). Teología de la liberación: los hechos esenciales en torno al movimiento revolucionario en América Latina y otros lugares. Siglo Veintiuno Editores.

Canal Once. (22 de septiembre de 2015). Sacro y Profano – La teología feminista. [Archivo de Vídeo]. Youtube. https://youtu.be/6oKPdaQr09g?si=qpIM7FGi3iWov1yC

Casa Cultural Tejiendo Sororidades. (25 de octubre del 2020). Teología Feminista en América Latina, Carmiña Navia Velasco. [Archivo de Vídeo]. Youtube. https://youtu.be/l2kpYWQmDU0?si=2hfHhBnRrFskUZRy

Costadoat, J. (2018). Origen y Futuro de la Teología de la Liberación. Intersecciones. https://www.intersecciones.org/foro/origen-y-futuro-de-la-teologia-de-la-liberacion/

Costadoat, J. (2005). La hermenéutica en las teologías contextuales de la liberación. Teología y vida, 46(1-2). http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492005000100003

Dermience, A. (2000). TEOLOGÍA DE LA MUJER Y TEOLOGÍA FEMINISTA. Révue théologique de Louvain. n°31. https://centromanuellarrain.uc.cl/images/pdf/TeologiaFeminista/DermienceTeologiaMujerFeminista.pdf

Escribano, M. (2012). Teología feminista como instancia crítica de las religiones en el espacio público. La propuesta de Elisabeth Schüssler Fiorenza. Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XVIII. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4520841.pdf

Esteban, C. (2022). Francisco: “La Iglesia es femenina, la Iglesia es mujer”. Infovaticana. https://infovaticana.com/2022/09/06/francisco-la-iglesia-es-femenina-la-iglesia-es-mujer/

Junkal, M. (2020). El Magisterio de Francisco sobre la mujer Continuidad, novedad y desafío. Teología y vida, 61(4). http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492020000400473  

Somiedo, J. (2014). La influencia de la geopolítica estadounidense en la Teología de la Liberación latinoamericana en el periodo 1960-1990. Revista Geopolítica(s), 5(1). http://dx.doi.org/10.5209/rev_GEOP.2014.v5.n1.44400

Vatican News. (2023). Francisco: La Iglesia es mujer, hay que “desmasculinizarla“. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-11/papa-audiencia-comision-teologica-internacional.html

Vatican News. (2024). El Papa: La ideología de género, el peor peligro de nuestro tiempo. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2024-03/papa-pedi-estudiar-fea-ideologia-genero-que-borra-diferencias.html


[1] Este texto puede utilizar de manera indistinta el término “Teología Feminista Latinoamericana” y “Teología Feminista de la Liberación” pues si se reconoce la multiplicidad de Teologías de la Liberación, entonces también se dialoga entre la pluralidad de Teologías feministas. Solamente hay una distinción: la “Teología de la Mujer”, que emana de la institución de la Iglesia Católica Romana y Apostólica, por lo tanto trae consigo una tradición y esquemas de pensamiento acordes a la doctrina de dicha institución. Las demás teologías derivan de la TdL y de sus vertientes feministas. Véase  Alice Dermience (2000) “Teología de la mujer y Teología feminista” para esclarecer las diferencias,

[2] Por esto, tiene sentido que desde la TdL surjan respuestas teológicas contextuales que a su vez se encuentren entrelazadas con otras luchas, como lo es la perspectiva ecológica, la Teología Cuir de la Liberación, la Teología de la Liberación Negra, entre muchas otras Teologías Liberadoras.

[3] Todos los principios fueron retomados de la teorización de Pilar Aquino y Elsa Támez (1998).

[4] En cuanto a las herramientas marxistas y la lucha de clases se refiere, pero también a la llamada ideología de género que “…borra las diferencias y hace que todo sea igual; borrar la diferencia es borrar la humanidad. El hombre y la mujer, en cambio, se mantienen en fecunda tensión” (Vatican News, 2024).

[5] “La Iglesia es mujer”. Y “uno de los grandes pecados que hemos cometido es ‘masculinizar’ a la Iglesia”. Es necesario, pues, “desmasculinizar”, y hacerlo a partir de la teología (Vatican News, 2023).

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