Manuel Andrade Lobaco
En México, el mes de octubre se llena de amarillos, naranjas, olor a cempasúchil, incienso, papel picado y delicioso “pan de muerto”. Estos elementos culturales y sagrados conviven con un imaginario consumista que se mezcla ampliamente con la celebración estadounidense de Halloween, lo que genera una estación del año muy importante para amantes de lo tenebroso, las tradiciones mexicanas y la reconexión con sus ancestros.
No obstante, estas festividades también se entretejen con una celebración espiritual que cada vez cobra mayor notoriedad: Samhein /ˈsɑːwɪn/ que se celebra entre el 31 de octubre y primero de noviembre en el hemisferio norte del planeta. Esta se trata de una celebración de origen gaélico que marca el fin de las cosechas y el advenimiento del invierno y “la época oscura” del año. Su popularidad es muy grande entre movimientos de paganismo contemporáneo e inclusive es considerada como “la noche de las brujas” desde la Wicca.
¿De dónde viene su origen? ¿Se trata de una celebración tradicional o una reinterpretación? Aunque Samhain no es exclusiva de la Wicca, me parece que situarnos desde esta corriente es un buen punto de partida para rastrear los orígenes de esta celebración en la contemporaneidad. Este sistema religioso se originó el siglo pasado con Gerald Gardner, aunque se ha ido nutriendo, transformando y adaptando a lo largo de los años gracias a diferentes personajes y agrupaciones (Doyle, 2010 y 2018). Para reconstruir estas prácticas y creencias, Gardner con la ayuda de Doreen Valiente retomaron diferentes fuentes esotéricas e hipótesis históricas como de la egiptóloga Margaret Murray, quien en sus libros The Witch-Cult in Western Europe: A Study in Anthropology de 1921 y en The God of the Witches de 1931 propuso la hipótesis de que, para principios de la modernidad europea, aún existía un culto de brujas que había persistido desde antes de la expansión cristianismo (Morris, 2009).
Fue así que, a partir de retomar y adaptar antiguas celebraciones precristianas, principalmente celtas y germanas, se conformó un ciclo denominado como la Rueda del Año en la que se celebran ocho rituales estacionales llamados sabbats. Con estos, se conmemora a las estaciones de la naturaleza en concordancia con las diferentes fases de la Diosa y el Dios —gracias al énfasis que le dieron Janet y Stewart Farrar—(Hutton, 2008).
De estos, cuatro son solares pues coinciden con los solsticios de verano [Litha] e invierno [Yule], y los equinoccios de primavera [Ostara] y otoño [Mabon]. Las otros representan los inicios de las estaciones en las culturas tradicionales británicas e irlandesas. Estas celebraciones se llevan a cabo en los primeros días de los meses de noviembre [Samhain], febrero [Imbolc], mayo [Beltane] y agosto [Lughnasad o Lamas]. Las festividades solares son adaptaciones de las festividades druidas propuestas por el coleccionista y anticuario Iolo Morganwg [1747-1829]. Las otras cuatro, se inspiraron los trabajos de Margaret Murray, para quien la espiritualidad precristiana de la Europa agrícola habría festejado la entrada de las estaciones con cuatro celebraciones anuales (Hermosillo, 2022).
Estos rituales se han adoptado por diferentes neopaganismos y en la práctica de la brujería pagana. En estos, se celebran los procesos naturales que conllevan las diferentes estaciones del año —con un fuerte acompañamiento estético inspirado en la fauna y paisaje del clima europeo—. Por esto, en Samhain se conmemora la recolección de la última cosecha en preparación para los crudos y oscuros días del invierno. Se relaciona también con la muerte de la naturaleza, no como una destrucción, sino como una depuración en preparación para su renacimiento al terminar la fase oscura del año desde Imbolc y comience la primavera en Ostara. Esta característica explica la creencia de que en esta época del año es cuando el velo que separa este mundo del más allá se vuelva más débil.
Es en estos momentos en los que existe una mayor conexión con los espíritus y el más allá, lo que permite que se incrementan los poderes de las brujas, brujos y brujes. Para la cientista social Aura Fernández (2019), los sabbats también tienen la finalidad del “crecimiento y desarrollo personal a través de la transformación psico-espiritual y empoderamiento mediante el reconocimiento de su auténtica identidad” (p. 338-339). Por esto, y aunado a las expresiones culturales del Halloween y sus expresiones estéticas de “la bruja” como arquetipo, Samhain se ha considerado como “la noche de las brujas” y una de las celebraciones principales en el paganismo contemporáneo.
Referencias
Doyle White, Ethan. “The Meaning of ‘Wicca’: A Study in Etymology, History, and Pagan Politics”. Pomegranate: The International Journal of Pagan Studies. 12. 2. (2010):185-207. https://doi.org/10.1558/pome.v12i2.185
Doyle White, Ethan. “The creation of ‘traditional witchcraft’: Pagans, luciferians, and the quest for esoteric legitimacy”. Aries. 18. 2. (2018):188–216. https://doi.org/10.1163/15700593-01802002
Fernández Tabernilla, Aura. Creencia, identidad y praxis ritual en la Wicca: el camino espiritual hacia la transformación personal. Tesis de doctorado en Ciencias de las Religiones. Universidad Complutense de Madrid, 2019
Hermosillo Jaramillo, Belén Citlali. Hécate en el obligo de la luna. Relocalización de la espiritualidad Wicca en México. Tesis de doctorado en Ciencias Sociales, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2022
Hutton, Ronald. “Modern Pagan Festivals: A study in the Nature of Tradition”. Folklore. 3. 119. (2008): 251–273.
Morris, Brian. Religión y antropología. Una introducción crítica. Akal, 2009