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¿Quiebre de un espejismo? La participación evangélica en las elecciones de Costa Rica 2022

Mónica Ulloa Gómez[1]

La primera vez en la que una agrupación política de tinte religioso no católico participó en unas elecciones de Costa Rica fue en las de 1986 con el ya inexiste Partido Alianza Nacional Cristiana (PANC), que, a pesar de nunca obtener una representación política, cimentó las bases para los posteriores partidos políticos evangélicos en el país.

Su participación política fue invisibilizada hasta las elecciones nacionales del 2018, en las que el candidato por el Partido Restauración Nacional (PRN), Fabricio Alvarado, periodista, predicador y cantante neopentecostal, se posicionó en el primer lugar de los comicios, lo que le permitió avanzar a la segunda ronda y demostrar el impacto que estas agrupaciones podrían tener en la política costarricense al obtener 14 de las 57 curules de la Asamblea Legislativa. Lo sucedido en el 2018 con esta posible emergente fuerza religiosa intensificó el interés de lo que sucedería en las elecciones del 2022; si su impacto fue coyuntural o bien si dicha participación se estaba adentrando a una nueva fase de consolidación en la política nacional.

Los resultados de las elecciones nacionales del 06 de febrero del 2022 colocaron a Fabricio Alvarado y su Partido Nueva República –fundado en el 2018 por separación de Alvarado del PRN– en el tercer puesto con cerca de un 15% del total de votos válidos emitidos, alcanzando siete curules del Poder Legislativo de Costa Rica. Empero, estos comicios han mostrado distintos elementos sobre las participaciones políticas evangélicas. Por un lado, el Partido Renovación Costarricense (PRC), fundado a finales de la década de 1990 y que mantuvo hasta el 2018 la máxima representación evangélica, desapareció del sistema partidario sin dejar rastro alguno de su trabajo en los periodos electorales pasados. Por otro lado, el Partido Restauración Nacional, agrupación insignia de los comicios anteriores, ha retomado la dinámica habitual que mantenían estos grupos políticos, obteniendo tan solo 0,6% del total de votos emitidos, perdiendo las curules que alcanzaron en el 2018.

Estos pesos y contrapesos forman parte de las dinámicas de estas agrupaciones dentro de las que se deben resaltar dos elementos particulares: su factor escisionista y la migración de votos entre partidos. De esa manera, el PRC se fundó por separaciones internas e ideológicas del PANC lo que provocó una movilización de votos hacia el recién fundado PRC. Así mismo ocurrió cuando Carlos Avendaño fundó el PRN por problemas con los líderes del PRC, aunque en esta ocasión los votos se mantuvieron equilibrados. El balotaje del 2018 modificó dichas dinámicas pues hubo una polarización casi total de votos por parte del PRN, lo que a la postre le significó el lugar y poder obtenidos en estos comicios.

No obstante, las escisiones no se hicieron esperar y, antes de que culminara el 2018, Fabricio Alvarado junto con siete de los 14 diputados se separaron de Restauración Nacional y fundaron el Partido Nueva República (PNR) que, según Alvarado, tendría una propuesta programática y no ideológica (agenda moral). Como ha dicho José Luis Pérez Guadalupe pasaron de ser evangélicos-políticos a políticos evangélicos. A pesar de ello, se establecieron relaciones interreligiosas entre los evangélicos y lideres católicos que se esperaban que consolidara una nueva faceta de las participaciones políticas religiosas en Costa Rica y se abriera paso a una alianza confesional que puede ejercer un peso categórico dentro del sistema sociopolítico.

Dicha fórmula política no permitió igualar la “proeza evangélica” del 2018. Fabricio Alvarado no obtuvo ni el primer o segundo lugar para ir a la segunda ronda y además los evangélicos políticos perdieron siete de las curules asambleístas, diezmando su figura dentro de este espacio. Asimismo, su estrategia ecuménica no rindió los frutos deseados y se dejó por fuera del Poder Legislativo a la líder católica Alexandra Loria, pieza fundamental de Nueva República. Empero, sí ganaron legitimidad ante el gobierno central, al ubicarse en puestos ministeriales, embajadas, consulados y puestos políticos estratégicos del engranaje estatal de Costa Rica. Esto les permitió ganar terreno político y diplomático, quizás no por la vía elegida, pero sí por una que les muestra, un año después de las elecciones, un camino retributivo que nutre y fortalece su hacer político.

Entonces bien, ¿Fueron las elecciones del 2022 el quiebre de un espejismo político-religioso? No podemos obviar que el alcance evangélico del 2018 estuvo condicionado por la coyuntura político-moral que se vivió durante la campaña electoral del momento, misma que logró polarizar al país en base de temas morales y religiosos que finalmente se consolidaron como el actor de dicho proceso, lo que permitió que nuevas figuras políticas sobresalieran a partir de sus postulados ideológicos como fue el caso de Fabricio Alvarado.

Las participaciones evangélicas no han sido un espejismo en el sistema político costarricense, al contrario, demuestran una larga trayectoria que muy a pesar de sus escasos resultados ha mantenido su presencia constante. Se puede afirmar que hay una renovación de figuras y agrupaciones evangélicas que toman el lugar de sus predecesores, mayoritariamente por sus fragmentaciones internas. A pesar de que no hubo un hito político que les favoreciera en las elecciones del 2022, lograron sostener su presencia en el Poder Legislativo, generar alianzas estratégicas con los partidos políticos presentes en la Asamblea Legislativa y particularmente con el partido oficial de gobierno, posicionándose como una figura clara y contundente de la gobernanza costarricense. Sin duda, las agrupaciones político-evangélicas de Costa Rica han entrado en un proceso de evolución diferente al que tenían hasta el 2018 y avanzan en sus “agendas político-morales”


[1] Historiadora. Magíster Scientiae en Historia Aplicada por la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). Académica de la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica (UCR) Coordinadora del Grupo de Trabajo CLACSO “Religiones y Sociedad. Tensiones, diversidades y movilizaciones en debate”. Contacto: [email protected]

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