Nadia Arellano
Las mujeres creyentes acompañamos abortos. Las mujeres creyentes compartimos nuestra vida y espacios con mujeres que han abortado. Las mujeres creyentes abortamos.
Estas afirmaciones —que no deberían sorprendernos al tomar en cuenta que vivimos en un país en el que el 90.1% de las mujeres se reconocen como parte de alguna iglesia cristiana católica o evangélica— son difíciles de asimilar cuando la mayoría de los discursos en torno al tema han dejado de lado la dimensión religiosa que atraviesa las vidas de quienes abortan: por un lado, las perspectivas de muchas/os investigadores y activistas que consideran el fenómeno religioso como algo que puede y debe mantenerse relegado a la esfera de lo privado. Por otro, los discursos predominantes dentro de las iglesias que presentan este procedimiento como algo ajeno al caminar cristiano, sugiriendo que no hay ninguna mujer en la comunidad que lo haya vivido, y si hubiera alguna seguramente está profundamente arrepentida.
Esta invisibilización deja a las creyentes que se encuentran frente al dilema de interrumpir su embarazo en un lugar vulnerable y confuso. Quienes acompañamos este tipo de procesos hemos visto de cerca su complejidad: la dificultad para acercarse a organizaciones feministas en busca de acompañamiento al creer que su fe podría ser cuestionada o menospreciada, el dolor de creer que su decisión las obligaría a dejar atrás una parte de su identidad, el miedo a “dejar de pertenecer” a sus comunidades de fe, que en muchos casos son el principal espacio de participación, socialización y construcción de redes de apoyo, etc.
Si bien es entendible la desconfianza de muchas compañeras feministas y sectores defensores de derechos humanos, la propuesta de incluir la fe dentro de las conversaciones en torno al derecho a decidir y el llamado a profundizar en nuestros análisis respecto al papel de la religión en el espacio público no implica quitar de la agenda la lucha por la laicidad o la denuncia de las estructuras que han posicionado a las iglesias como aliadas fundamentales del sistema de dominación patriarcal, al contrario. Muchas personas consideramos que las perspectivas reduccionistas respecto a la religión nos llevan a subestimar la capacidad de los sujetos creyentes de incidir políticamente en su realidad y en consecuencia, nos impiden crear estrategias eficaces para hacerles frente cuando su actuar amenaza el acceso a los derechos.
Hacerle frente a una realidad como ésta puede verse de diversas maneras: familiarizarnos con los discursos, historia y forma de operar de las organizaciones neoconservadoras que hoy en día obstaculizan el avance de las iniciativas de despenalización y legalización a través de la movilización desde los púlpitos, las redes y las calles; crear espacios para escuchar y acompañar a las mujeres creyentes de forma no condescendiente; incluir en nuestras agendas de exigencia y movilización política la defensa de la laicidad y repensar las visiones tradicionales respecto a ésta para dar paso a otras ya no basadas en la negación de la diversidad religiosa o en su restricción al ámbito de lo privado sino en el reconocimiento de la pluralidad y la defensa de los derechos humanos, etc.
Además de esto, considero indispensable visibilizar a las organizaciones de creyentes que desde su fe defienden el derecho a decidir a lo largo del continente. Aquellas mujeres que han decidido construir narrativas alternas a aquellas que se han proclamado como hegemónicas dentro de las iglesias creando recursos teológicos para cuestionarlos[1][2][3] aún a pesar del silenciamiento[4], las que han formado alianzas con organizaciones no creyentes para defender proyectos de ley que prioricen el derecho a decidir[5][6] y a las que ponen el cuerpo para acompañar pastoral y jurídicamente a mujeres que abortan en contextos de criminalización.[7] No estamos solas. Cada vez somos más quienes creemos que luchar por la justicia reproductiva y por las maternidades deseadas es una forma de caminar juntas hacia aquella promesa del carpintero de Nazaret: “no sólo vida, mas vida en abundancia”.
[1] S/a, “Destapar los mitos del movimiento pro-vida”, Soulforce, recurso teológico, https://www.soulforce.org/mitos-pro-vida (consultado el 28/09/21)
[2] S/a, “Despenalización del Aborto: Dossier de recursos de iglesias protestantes Cono Sur”, Conefe, 30 de septiembre de 2020, https://www.conefe.net/biblioteca/despenalizacin-del-aborto-dossier-de-recursos-de-iglesias-protestantes-cono-sur (consultado el 28/09/21)
[3] S/a, “Cristianas por el Derecho a Decidir: Campaña de Tepali apoya a mujeres de Argentina”, Conefe, 16 de diciembre de 2020, https://www.conefe.net/noticias/cristianas-por-el-derecho-a-decidir-campaa-de-tepali-apoya-a-mujeres-de-argentina?rq=aborto (consultado el 28/09/21)
[4]Florentin, Claudia, “Tribunal de Justicia prohíbe a Católicas por el Derecho a Decidir Brasil usar “católicas” en el nombre”, Agencia Ecuménica de comunicación, 28 de octubre de 2020, https://alc-noticias.net/es/2020/10/28/tribunal-de-justicia-prohibe-a-catolicas-por-el-derecho-a-decidir-brasil-usar-catolicas-en-el-nombre/ (consultado el 28/09/21)
[5] S/a, “Alianza Cristiana trabaja fuertemente para que las 3 causales sean aprobadas en Dominicana”, Conefe, 20 de abril de 2021, https://www.conefe.net/noticias/alianza-cristiana-trabaja-fuertemente-para-que-las-3-causales-sean-aprobadas-en-dominicana?rq=dominicana (consultado el 28/09/21)
[6] Roberto, María de los Ángeles, “Estado e Iglesias frente a la despenalización y legalización del aborto”, GEMRIP, octubre de 2018, http://www.gemrip.org/wp-content/uploads/2018/10/Articulo-Mar%C3%ADa-de-los-Angeles-Dossier-.pdf (consultado el 28/09/21)
[7] García Cárcamo, Ana Ruth, “Las cristianas no apedreamos mujeres, las defendemos”, en Red TEPALI, Las teologías feministas frente al fundamentalismo religioso, Vitória, Unida, 2020 https://www.tepali.org/wp-content/uploads/2020/08/Libro-RedTEPALI-2020.pdf (consultado el 28/09/21)
Imagen: Ceci Figueroa