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El catolicismo cultural y los imaginarios de la muerte en el Xochimilco

Janet Valverde Montaño

En mi tesis doctoral en Ciencias Antropológicas exploré el concepto de imaginarios de la muerte al entrevistar a deudos que acuden al Panteón Xilotepec en el centro de Xochimilco. Partí de la premisa de que al ser mayoritariamente católicos debían seguir dichos preceptos; no obstante, la reestructuración del campo religioso mexicano ha hecho evidente que, desde la década de los noventa, el catolicismo ha disminuido exponencialmente hasta nuestros días, lo que me llevó a cuestionarme si esto ha incidido en cómo se plantean los creyentes la idea del más allá.

Al realizar trabajo de campo (de 2019 a 2021) uno de los hallazgos que surgieron fue la distinción entre pobladores originarios y avecindados que han llegado históricamente y la identidad cultural. Por otra parte, fue notable el pluralismo católico,concepto estudiado por el antropólogo Elio Masferrer[1] que destaca las distintas formas de entender dicho sistema religioso. Clasifiqué a los informantes en las categorías: católico practicante, católico cultural, espiritual y evangélico. En el primer tipo, la persona es cercana a la Iglesia y encuentra en ella consuelo ante la muerte; sin embargo, externaron desconocimiento de la escatología oficial, así como cierto escepticismo. Además, realizan prácticas no oficiales del catolicismo, como colocar un altar durante el velorio donde ofrendan comida al difunto, entre otras.

El catolicismo cultural se entiende como la praxis religiosa realizada de una manera poco reflexiva basada en la tradición cultural. Este tipo de creyente es lejano a la institución y solo celebra algunas fiestas del calendario litúrgico como parte de la dinámica y tradición familiar[2]. En este grupo se encuentra la mayoría de los informantes quienes mantienen una conciencia sobre la finitud, lo que les motiva a vivir la vida con alegría. Algunos hacen referencias a la cosmovisión mexica de la muerte al integrar objetos rituales en los funerales como una vara de rosa de castilla o de tejocote, alpargatas o huaraches, la sábana santa y otros objetos personales que los ayudarán durante el viaje al más allá, al cual incluso nombraron “el Mictlán”. Dichos productos se comercializan en el mercado principal, o bien, si los vínculos con la comunidad son fuertes, son elaborados y obsequiados como muestra de afecto; por ejemplo, las gorditas de maíz envueltas en un pañuelo blanco que se suelen regalar.

Quienes se autoidentifican como espirituales son personas que fueron endoculturadas en el catolicismo, pero como consecuencia de sus procesos reflexivos y el contacto con otras culturas y con la academia, llevan a cabo prácticas del catolicismo cultural sin creer en los planteamientos de la institución. En cambio, introducen creencias “a la carta” de otros sistemas religiosos, ya sea orientales o de la New age, mezclados con argumentos científicos.

Respecto a los evangélicos, destaco un caso que se trató de un hombre originario de Xochimilco perteneciente la Iglesia Bautista, en la que el imaginario de la muerte está ligado al comportamiento en vida para alcanzar un lugar en el reino de Dios. Dicho informante considera que la muerte y el más allá son un misterio incomprensible para los humanos, por lo que es mejor no cuestionar. Sin embargo, al tratarse de un xochimilca, participa en las celebraciones mediante el catolicismo cultural en su labor de administrador del Panteón Xilotepec en donde permite la instalación de la ofrenda en las oficinas; no obstante, en su casa no celebran el Día de Muertos; lo mismo sucede en navidad o el día de la Virgen de Guadalupe.

En otro caso, el creyente era avecindado en Xochimilco desde su niñez; él tenía dos referentes religiosos: su madre era evangélica, de la Iglesia de Cristo en México y su padre católico. Por esto, se mostró escéptico ante las propuestas del más allá que ofrecen los sistemas religiosos, incluso el prehispánico, por lo que piensa en la muerte con temor y angustia.

A manera de conclusión, se puede afirmar que, ante la pérdida de eficacia simbólica de la Iglesia Católica, ha incrementado el catolicismo cultural que mantiene una estructura que da identidad y preserva las tradiciones, no obstante, es llevado a cabo bajo interpretaciones subjetivas, como los espirituales, así como la presencia de otras propuestas religiosas, mayoritariamente cristianas, que mantienen el imaginario de la muerte tradicional.


[1] Masferrer Kan, Elio. ¿Es del César o es de Dios? Un modelo antropológico del campo religioso. Ciudad de México: Plaza y Valdés, 2004.

[2] Rodríguez, Laura. “El Catolicismo cultural: ‘una tradición, no una experiencia religiosa'”. Chicago Tribune, 20 de noviembre de 2017. https://www.chicagotribune.com/hoy/ct-hoy-8439319-el-catolicismo-cultural-una-tradicion-no-una-experiencia-religiosa-story.html.

Imagen: Pablo Leautaud Valenzuela

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