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Pasado y presente: la UMOFC entre dos épocas

Susana Salazar Chavarría

La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) nació de un grupo de mujeres católicas de varios países europeos que decidieron colaborar en la difusión de los valores cristianos a partir de las distintas experiencias de sus organizaciones. Aunque la agrupación se creó en 1910 –con otro nombre–, fue hasta 1952 que se universalizó gracias a la influencia de la española Pilar Bellosillo. Para lograrlo, en 1956 miembros de la junta de gobierno realizaron una gira por América Latina a fin de conocer las necesidades de las dirigentes e involucrarlas de forma más activa en la asociación internacional. Además, se puso especial hincapié en impulsar la formación de las católicas para que pudieran desempeñar mejor su misión apostólica. De esta manera, el 18 de septiembre de ese año llegaron a la ciudad de México y se reunieron con el comité central de la Unión Femenina Católica Mexicana (UFCM) de la Acción Católica Mexicana (ACM), sus asistentes eclesiásticos y algunos otros prelados. François de Saint Maurice, en representación de la presidenta, reconoció el trabajo de las católicas de la UFCM y afirmó que México era ejemplo para las demás naciones, especialmente por su “constancia en la fe durante la persecución religiosa”[1] Además, alentó a la unidad del catolicismo universal, recordando que toda socia de la AC era parte de la UMOFC.

El modelo de la Acción Católica imperaba en el mundo católico, con sus agrupaciones divididas por sexo y edad. Esto había permitido la consolidación de liderazgos de mujeres y proyectos centrados en las necesidades del sexo femenino. A pesar de asumir el papel conferido por el clero —como madres y esposas, portadoras de la moral cristiana, cabezas del apostolado doméstico y laicas obedientes a la jerarquía— con su acción asumían un rol de mayor autoridad y autonomía, tanto en el espacio social como eclesial. La conexión entre las dirigentes del apostolado femenino permitió que hubiera un mayor intercambio de ideas entre los continentes, especialmente en el diálogo con las ideas feministas que, si bien no se aceptaban como tales en la Iglesia Católica, sí incidían en las propuestas de las mujeres.

 Por ello, las dirigentes de la UMOFC se mostraron entusiastas ante el Concilio Vaticano II, especialmente respecto del nombramiento de auditoras laicas, entre las que se contaba Pilar Bellosillo. El Concilio Vaticano II consistió en una serie de reuniones ecuménicas entre 1962 y 1965 que se dedicaron a la reflexión sobre la Iglesia, su lugar en el mundo y la atención de los nuevos desafíos pastorales. Desde la tercera sesión se incorporaron 23 mujeres como auditoras que, aunque no tenían injerencia en las decisiones, aportaron sus puntos de vista en los grupos de discusión. El Concilio promovió una renovación eclesial que incluyó la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios –una visión más igualitaria–, la reforma litúrgica, la apertura al mundo secular y a otras religiones y diversas transformaciones de los ministerios al interior de la institución. Entre esos cambios, las mujeres esperaban que se ampliara su rol en la Iglesia, haciendo eco también de las reivindicaciones feministas en la sociedad.

La UMOFC recibió las disposiciones conciliares como un trampolín para impulsar el trabajo que venía realizando. Con Pilar Bellosillo como dirigente, se favorecieron espacios para el diálogo ecuménico, fomentaron grupos de trabajo y encuestas sobre la situación de la mujer en los distintos países, se iniciaron reflexiones en torno al derecho canónico y se impulsaron diversos proyectos para la educación femenina. En el III Congreso Mundial para el Apostolado Seglar realizado en 1967 se habló de la necesidad de que hubiera una verdadera igualdad entre hombres y mujeres y que estas últimas participaran en las comisiones pontificias. Además, se pidió una revisión sobre el rol de las católicas frente a la liturgia y los ministerios.

La postura vaticana fue clara. No solamente se reafirmó la negación del ministerio ordenado para las mujeres, sino que se les excluyó de los ministerios laicales, lectorado y acolitado, permitidos para los varones que no eran sacerdotes. La UMOFC protestó ante estas disposiciones, especialmente por promover una imagen de la mujer distinta a la del Evangelio y una teología que favorecía la desigualdad en la Iglesia (Salas, 1993, p. 117). No obstante, su trabajo continuó en la priorización de la capacitación de las líderes y la atención de las necesidades de las mujeres, especialmente en aquellos contextos más problemáticos.

Se dice que después del auge de renovación conciliar vino una época de “invierno eclesial” que, aunque no desconoció los postulados del Concilio, procuró mantener las estructuras eclesiales en su verticalidad y detuvo las transformaciones que se estaban llevando a cabo.

La primavera llegó con el pontificado de Francisco. Actualmente, el Sínodo de la Sinodalidad y todo lo que ha implicado parece una puerta para la reforma de la Iglesia, o más bien, para la recuperación de los postulados conciliares. Uno de los grandes cambios fue que de las 85 mujeres que participaron en el Sínodo, 54 tuvieron voto. De hecho, es la primera vez que laicos –no ordenados– pueden participar de esa manera en un Sínodo. Esto se explica por el sentido mismo de la reunión episcopal: construir una Iglesia en la que verdaderamente haya participación de todos y todas, eliminando cualquier tipo de exclusiones y jerarquías de poder. La idea de “Pueblo de Dios” llevada a la práctica.

El pasado 27 de febrero, se llevó a cabo el primer webinar de una serie de tres –según los idiomas: español, inglés y francés– sobre la experiencia de algunas asistentes a la Asamblea Sinodal. Esta “escuela de sinodalidad” fue convocada por la UMOFC. En la reunión, una religiosa y una laica hablaron sobre su participación, resaltando la apertura a la escucha, la inclusión de las mujeres y el trabajo a seguir después del Sínodo. Las organizadoras reconocían que muchas de las mujeres convocadas a la reunión sinodal pertenecían a la UMOFC. De esta manera, señalaban su lugar en la construcción de los liderazgos de las mujeres católicas y la influencia que tienen en la Iglesia en general.

La UMOFC tiene un programa muy claro en el marco de los procesos eclesiales, pues pretenden aprovechar la apertura a los laicos, y especialmente a las laicas, para impulsar el papel de las mujeres en la Iglesia al buscar que participen en los procesos de planeación y toma de decisiones. Para ello, tienen claro que se necesita una formación especializada, por lo que han lanzado una propuesta de capacitación. Por otro lado, se ha creado el Observatorio Mundial de las Mujeres para visibilizar y atender a las mujeres en situación de vulnerabilidad. Sus objetivos no parecen ser distintos a los del siglo XX y quizá ese trabajo continuado sea el motivo por el cual se sigue fortaleciendo la asociación.

Hoy, la UMOFC está a cargo de una mexicana, Mónica Santamarina, nombrada el 20 de mayo del 2023, quien se formó en la UFCM, que como hemos dicho, también era la principal organización ligada a la Unión. Pasaron 67 años del primer encuentro y los lazos continuaron hasta lograr que la dirigencia internacional quedara en manos de una mujer, heredera del modelo de la Acción Católica Mexicana. Y en su dirigencia, la UMOFC parece pretender lo mismo que en la época del Concilio: aprovechar el contexto eclesial para profundizar y continuar un trabajo prolongado, que ha buscado favorecer a las mujeres y especialmente a las laicas católicas.

Referencias

UMOFC – Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas. (s.f.). WUCWO – The World Union of Catholic Women’s Organisations. https://www.wucwo.org/index.php/es/

Salas, M. (1993).  De la promoción de la mujer a la teología feminista. Editorial Sal Terrae.

WUCWOUMOFC. (2024, 29 de febrero). Escuela de Sinodalidad de la UMOFC: Experiencias y reflexiones de participantes en la Asamblea [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=keX2a23pnOU


[1] “Dirigentes de la U.M.O.F.C nos visitaron”, Acción Femenina, noviembre de 1956, p. 8.

1 pensamiento sobre “Pasado y presente: la UMOFC entre dos épocas”

  1. Bendecida tarde me gustaría saber si en Venezuela existe la organización deseo participar en ella soy de Caracas Venezuela gracias por su amable atención por favor escribir a mi correo electrónico Gracias bendecida tarde

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